Entrevista a Ángel "Pinky" Coria, escultor

Escultura del patio
Autor de la escultura "El espíritu creador del hombre", montada en el patio de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, sede Ciudad Universitaria.

Por Rosario Ortiz


Angel Roberto Coria, alias Pinky, nació en Río Cuarto en 1958. Es Profesor en Artes Plásticas y Ceramista, egresado de la Escuela Superior de Bellas Artes Libero Pierini.

Es el autor de la escultura El espíritu creador del hombre, primer premio en el concurso de escultura Ing. Arq. Ángel T. Lo Celso 1999, montada en el patio de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, sede Ciudad Universitaria.

El domingo 2 de octubre nos conectamos con Pinky en una videollamada y charlamos sobre el proceso creativo de la escultura, la importancia del arte en la sociedad y el significado que tiene para él que su escultura sea el disparador creativo de una antología poética.

Ángel Coria

Cuenta Pinky que unos amigos, por ese entonces estudiantes en Córdoba capital, le hicieron conocer las bases del concurso de la escultura. Así fue como presentó su maqueta. Luego de recibir una carta donde le informaban que había ganado el primer premio, vino a Córdoba para esculpirla directamente en la facultad.

De esta forma, la escultura tuvo su génesis en el mismo patio en el que se realizó todo el proceso de instalación. Pinky llegó desde Río Cuarto con una soldadora, y en la facultad consiguió una silla para descansar y dejar la ropa, una carretilla para hacer la mezcla, una escalera y una cuchara de albañil.

La escultura está hecha de cemento, sobre una estructura de hierro y alambre que luego se fue llenando con la mezcla. El proceso de construcción duró quince días, en los que vivió con sus amigos estudiantes; todos los días llegaba a la facultad a trabajar en la escultura. Según él lo bueno es que las personas que transitaban por el patio vieron todo el proceso de construcción desde cero y no sólo el resultado final.

El escultor bautizó a la obra “El espíritu creador del hombre”, porque justamente este es el espíritu creador que expresa el artista al hacer la escultura. Él estaba construyendo algo y era a la vez un artista haciéndose preguntas y creando: ¿Cómo lo hago? ¿Cómo lo afirmo al suelo? Como artista uno siente la necesidad de construir, disfruta mientras está haciendo la obra y se conecta con el personaje esculpido.

La escultura tiene un gorro antiguo de aviador con orejeras largas, que le da una sensación de vuelo, en este caso hacia adentro, aclara Pinky. Según él, el espíritu creador mira hacia adentro para buscar la semilla creativa.

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Para Pinky, el artista nace como tal, aunque pueda formarse en una escuela de arte para convertirse en maestro y docente, lo que termina de convertirlo en artista es su vínculo íntimo con la obra. Agrega que aunque el arte es difícil de definir, me gusta pensar en el artista como comunicador, como alguien que genera alimento para el espíritu. Como artista, cuando estás con la obra te va aflorando información del cuerpo. Ser artista implica romper la propia estructura.

Que su escultura sea el disparador de poemas implica para él ser consciente de que la escultura está hablando, está diciendo algo, y eso tranquiliza. Que provoque algo en la gente, que la haga entrar en otro mundo, que la saque de la cotidianeidad.

El escultor riocuartense se propuso siempre lograr coherencia entre su vida y su obra. El arte es ficción pero habla de lo real desde allí. Para él, no hay una definición establecida del arte, y este es su carácter. El arte produce y reproduce sentimientos. Destaca también que el arte me ayudó a encontrarme a mí mismo, a entenderme, a construir mi identidad. Me fortaleció.

El artista hace creer, construye una verdad. Al mismo tiempo rompe su propia estructura y se enfrenta consigo mismo, destaca Pinky.

Concluye: si después de haber construido una obra ésta sigue hablando, entonces es una obra de arte.

Entre sus numerosas obras de arte podemos mencionar algunas:

Dibujos Varios en birome y otras técnicas

La Fábrica de hacer Pájaros, en Laboulaye

Homenaje a los desaparecidos, en el Concejo Deliberantes en Río IV: son seis personajes delante de un paño las luces.

El Sillón-Virgen, lo hizo para que sus hijos se sienten a ver el atardecer. Queda en Las Albahacas en el camino de Achiras en las sierras.

En La Boulaye también tiene tres esculturas

Mirador de estrellas en Alpa Corral