La salud mental refiere al bienestar emocional intersubjetivo en el que la persona es capaz de hacer frente a las demandas tanto internas como externas de su cotidianeidad, es consciente de sus capacidades y puede gracias a ellas adaptarse e integrarse de manera efectiva en el mundo que le rodea. Trata de cierto equilibrio entre la persona y el entorno socio-cultural que la rodea, porque tanto lo psíquico como lo social influyen en el modo en que reacciona ante momentos de estrés.
Nuestra mente cumple un papel fundamental en nuestra vida. De hecho, los pensamientos generan emociones y determinan nuestras acciones.
La práctica de deporte y el mantenimiento de hábitos de vida saludables favorece la salud mental, el equilibrio y el bienestar. La salud mental tiene un efecto sobre la salud física y viceversa.
Del mismo modo, está comprobado que un recurso fundamental para la salud mental tiene que ver con los vínculos interpersonales. Disfrutar de la vida social, encontrar contención y actividades placenteras la incrementan de manera significativa.
Es importante ocuparnos de nuestra salud mental, considerando nuestra propia situación personal y pedir ayuda en caso que nos veamos desbordados o cuando sentimos que hay algún exceso de cualquier índole que se repite, que nos hace daño y/o que no podemos manejar.
Desde los dispositivos terapéuticos, la idea es acompañar a la persona a que pueda preguntarse por qué le pasa lo que le pasa, porque repite situaciones que no le hacen bien. Cuando una persona se hace estas preguntas, puede comenzar a tomar más conciencia de lo que hace o deja de hacer.
¡No dudes en pedir ayuda si sentís que no podés solo!