El 18 de julio de 1994, una bomba destruyó el histórico edificio de la AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina). A las 9:53 se produjo una explosión en el edificio. En pocos segundos, la AMIA y varios edificios aledaños quedaron reducidos a escombros. En el atentado murieron 85 personas y otras 300 quedaron heridas.
Desde entonces recordamos a las víctimas fatales de este cobarde ataque hacia el pueblo argentino, que aún no tiene responsables condenados y permanece impune. Cada año a las 9.53h. una sirena inunda las puertas de la AMIA mientras se levantan las fotos de las víctimas. Este año no habrá acto público –será de modalidad virtual- debido a la pandemia que nos atraviesa, pero aún rendimos homenaje a los que no están y repudiamos el atentado contra la comunidad judía argentina.
Hoy, a 27 años del atentado, continuamos en la lucha contra el odio, y la búsqueda de Memoria y Justicia.