En un mundo afectado por la crisis climática, la relación entre el cambio climático y la propagación de enfermedades transmitidas por vectores como el dengue, chikungunya y Zika, se vuelve cada vez más evidente. Estas enfermedades, cuyas consecuencias pueden ser graves e incluso letales, encuentran en el mosquito Aedes aegypti su vector común. Este mosquito urbano ha encontrado su hábitat ideal asociado a nuestra vida cotidiana, depositando sus huevos en recipientes artificiales que no se encuentran en uso o incluso aquellos como los recipientes de agua para mascotas, donde el mosquito hembra se posa en la pared del recipiente y alli sobre el nivel del agua deposita sus huevos adheridos a la pared del recipiente. Una vez que los huevos son cubiertos por agua, ya sea porque agregamos agua a la mascota sin previamente limpiar la pared del recipiente o porque llueve y se llena, comienza el desarrollo del mosquito en el agua como larva.
La vida del mosquito Aedes aegypti está intrínsecamente ligada a las condiciones climáticas y ambientales. La temperatura, las precipitaciones y la humedad son factores clave en su desarrollo y ciclo de transmisión de virus. A medida que el cambio climático trae consigo aumentos en las temperaturas mínimas, cambios en patrones de lluvia y niveles de humedad, se crea un ambiente propicio para la proliferación del mosquito vector.
La adaptabilidad genética del Aedes aegypti juega un papel crucial en su expansión. Este mosquito ha demostrado la capacidad de ajustarse a ambientes más fríos o más secos de lo que solía ocupar, lo que amplía su rango de distribución. Además, eventos climáticos extremos como sequías pueden llevar a la acumulación de agua en recipientes descubiertos, proporcionando sitios ideales para la reproducción de estos mosquitos.
Para comprender y controlar esta amenaza para la salud pública, la colaboración entre científicos, científicas y responsables de políticas se vuelve esencial. Proyectos como el financiado por National Geographic sobre Islas de Calor Urbano y Biodiversidad de Mosquitos en la ciudad de Córdoba, Argentina, demuestran la importancia de trabajar en conjunto. En este proyecto, se suman a los investigadores/as de la UNC y el Conicet, tomadores de decisión pertenecientes a la Secretaría de Salud y otras áreas municipales, lo que permite un trabajo transdisciplinar para la generación de herramientas de prevención y control que puedan llegar a su aplicación.
Por otro lado, la tecnología también juega un papel vital en la vigilancia de los mosquitos vectores. Los sensores remotos satelitales proporcionan observaciones valiosas para monitorear las condiciones ambientales. Las imágenes satelitales permiten identificar y caracterizar hábitats de mosquitos mediante factores como la vegetación y la temperatura de la superficie terrestre.
En un mundo donde la salud pública está en riesgo debido a la propagación de enfermedades transmitidas por vectores, el entendimiento de cómo el clima influye en la dinámica de transmisión es crucial. El trabajo conjunto entre científicos y tomadores de decisiones, así como el análisis de las condiciones bioclimáticas y ambientales, conducirá a una mejor comprensión y prevención de estas enfermedades. Con proyectos en marcha en Argentina y Colombia, investigadores y expertos están uniendo fuerzas para abordar esta creciente amenaza y proteger la salud de las comunidades en riesgo.
El proyecto "Estrategia de participación comunitaria para la prevención y manejo de factores de riesgo en la transmisión del dengue con perspectivas en clima, ambiente, sociedad y cultura", financiado por el Instituto Interamericano de Cambios Globales (IAI), une a investigadores/as en Argentina y Colombia junto a tomadores de decisión en la búsqueda de soluciones sostenibles. En la Universidad Nacional de Córdoba y la Universidad Cooperativa de Colombia, sede Santa Marta, los equipos están colaborando para comprender cómo las condiciones ambientales y sociales afectan la propagación de estas enfermedades y cómo se pueden implementar medidas eficaces de prevención y manejo.
El proyecto "Impacto de las Islas de Calor Urbano sobre patrones de precipitación en la ciudad, incorporando el componente de ciencia ciudadana", financiado por National Geographic, está explorando como patrones urbanos de lluvias podrían estar afectando en la distribución de mosquitos vectores y, por ende, en la propagación de enfermedades. La directora de este proyecto está liderando un enfoque innovador al incorporar la ciencia ciudadana, involucrando a la comunidad en la recopilación de datos y la búsqueda de soluciones.
Un proyecto respaldado por el Burroughs Wellcome Fund, llamado "Climate change and dengue: Investigating meteorological and ecological drivers of dengue emergence in the temperate province of Cordoba Argentina", tiene como objetivo comprender cómo los cambios meteorológicos y ecológicos influyen en la propagación de enfermedades como el dengue en regiones templadas. La Universidad de Virginia Tech y la colaboración de la experta Elizabet Estallo están llevando a cabo investigaciones de vanguardia para arrojar luz sobre esta compleja relación.
Por último, el proyecto "Urban Heat Islands, Mosquito biodiversity and the effect of vegetation as a regulating service in a city of Argentina", también financiado por National Geographic, se centra en el papel de las islas de calor urbanas y la biodiversidad de mosquitos en la regulación de los servicios ecosistémicos en la ciudad de Córdoba, Argentina.
Estas iniciativas tienen como objetivo desarrollar estrategias de manejo ambientalmente sostenibles para reducir la propagación de enfermedades transmitidas por vectores.