El Himno nacional es uno de nuestros tantos símbolos nacionales, su origen se remonta a la época colonial, más específicamente, al año 1813. Por ese entonces nuestro país estaba atravesando el proceso independista de las colonias españolas. En aquellos tiempos las ideas de alcanzar la emancipación y los conceptos de nación y soberanía resonaban en todos los espacios de la sociedad.
Pero lograr la liberación de nuestro pueblo del dominio político-económico de la Corona Española no era nada fácil y requería unificar ciertos criterios e ideales para consolidar el espíritu patriótico nacional. Es en esta línea que empieza a surgir la idea de crear un símbolo patrio que representara nuestro país.
Uno de los antecedentes a nuestro Himno, tal cual lo conocemos hoy, fue un poema publicado en el periódico La Gaceta en el año 1810. Ese poema era anónimo y decía:
La América toda
Se conmueve al fin,
Y a sus caros hijos
Convoca a la lid;
A la lid tremenda
Que va a destruir
A cuantos tiranos
La osan oprimir
Dos años después el Triunvirato hizo público el deseo de crear un himno, esta tarea fue asignada al entonces periodista, sacerdote y poeta, Fray Cayetano Rodríguez. El Fray fue quien compuso la letra y los acordes estuvieron a cargo del compositor Blas Parera. Esta versión del Himno fue presentada oficialmente en noviembre de 1812.
Sin embargo ninguna de esas obras colmaba las expectativas de las autoridades y por ende, no tuvieron la repercusión que esperaba. Esto condujo a que meses después la Asamblea General Constituyente realizara otra convocatoria. En este caso fue el diputado Vicente López y Planes quien presentó una propuesta, la cual generó contento en la sociedad y fue aprobada unánimemente. Nuevamente se le encargó al compositor Blas Parera la tarea de musicalizar esta nueva letra y el 11 de mayo de 1813 la obra fue sancionada como oficial.
Pero aquí no termina la historia de nuestro Himno; a partir de su sanción comenzó a pensarse que la obra era demasiado extensa para ser ejecutada en los actos institucionales. Por lo que en el año 1900 se decretó la ejecución parcial del himno, es decir, una versión en la que solo se ejecuta la primera y última cuarteta y el coro.
Sin embargo las idas y vueltas respecto a la extensión y el ritmo no cesaron hasta el año 1944 que finalmente se publicó el decreto 10.302 que establecía como versión oficial del Himno a la compuesta por a letra de López y Planes, la musicalización de Blas Parera y el arreglo de Juan P. Esnaola.
Desde 1944 el Himno nacional es una de las insignias patrias que nos acompaña en cada ceremonia institucional y actos solemnes.