A partir de distintas consultas realizadas hemos hipotetizado que en estos tiempos de cuarentena es muy posible que se utilice la comida como válvula de escape. Sentimos la necesidad de comer como respuesta negativa ante determinadas emociones, es una herramienta inadecuada que surge para hacer frente a ellas proporcionando alivio momentáneo.
La presente propuesta tiene como objetivo generar un espacio de intercambio, que permita establecer la relación existente entre los estados emocionales y cómo éstos pueden incidir en la conducta alimentaria en la comunidad estudiantil.