El Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono, celebrado cada 16 de septiembre desde 1995, fue instaurado por la Asamblea General de la ONU en ese mismo año.
Esta conmemoración ha jugado un rol clave en la lucha contra el agotamiento de la capa de ozono, protegiendo así la vida en la Tierra. La fecha fue elegida en honor a la firma del Protocolo de Montreal en 1987, un acuerdo internacional que busca eliminar la producción y consumo de sustancias como los CFC y HCFC, responsables del deterioro de la capa de ozono. Este protocolo es uno de los tratados medioambientales más exitosos, logrando la cooperación global y la implementación de medidas efectivas para reducir el uso de estas sustancias nocivas. La primera celebración oficial tuvo lugar en 1995 y, desde entonces, cada año se destaca con lemas que subrayan la importancia de preservar la capa de ozono y su relación con la mitigación del cambio climático.
La capa de ozono, una franja de gas ozono (O3) en la estratosfera, entre 10 y 40 kilómetros sobre la superficie terrestre, actúa como un escudo protector al absorber la mayor parte de la radiación ultravioleta (UV) del sol, especialmente la UVB, conocida por causar cáncer de piel y cataratas, además de afectar ecosistemas y vida marina. Sin esta capa protectora, la vida en la Tierra estaría en grave peligro.
Es importante distinguir entre el ozono estratosférico, beneficioso, y el ozono troposférico, presente a nivel del suelo como resultado de la contaminación, que puede provocar problemas respiratorios y otros daños a la salud.
El descubrimiento de un "agujero" en la capa de ozono, especialmente sobre la Antártida, por científicos en 1985, subrayó la urgencia de actuar. Gracias a la implementación del Protocolo de Montreal, se ha logrado un avance significativo en la recuperación de la capa de ozono, contribuyendo además a la lucha contra el cambio climático.
La eliminación gradual de las sustancias que agotaban la capa de ozono no solo ha permitido protegerla para las generaciones actuales y futuras, sino que también ha demostrado que la cooperación multilateral es efectiva. El éxito del Protocolo de Montreal destaca el poder de la acción colectiva ante desafíos ambientales globales y sirve como un modelo para futuros esfuerzos de conservación.