Autor: Pachu Merlo
Las primeras lluvias limpian el aire, liberándolo de ese humo que ahora corre como agua negra por las calles, pendiente abajo.
_ ¿Quién dejo abierto el techo?
_ Yo ayer lo cerré. Responde una voz ronca del box contiguo.
_ Siempre lo mismo. Si saben que se abre después del almuerzo, no a las 8 am, cuando el sol nos pega en la frente.
Detrás del vidrio, apuntes huyen apresurados hacia la cantina.
Sólo se oye el murmullo cómplice de gorriones, horneros, benteveos y el ficus, testigos de las travesuras nocturnas del escultor que, inmóvil, deja salir una carcajada.