Autor: Leonardo Cotichelli; Directores: Néstor Basso y Diego Baldo
Lugar de trabajo: IDEAUS (Instituto de Diversidad y Evolución Austral) - CENPAT, CONICET Chubut, Argentina
De las diez especies comprendidas en el grupo Rhinella marina, la más ampliamente distribuida en el cono sur es R. arenarum (sapo común). Su distribución abarca, desde el centro-este de Bolivia hasta el sur de la provincia de Chubut, Argentina. De manera disyunta también se han registrado poblaciones alopátricas a lo largo de las llanuras costeras de Río Grande do Sul, Brasil y al este y sur de Uruguay (F1). Si bien, esta especie es probablemente uno de los anuros mejor estudiados desde varias disciplinas, el estatus taxonómico de sus poblaciones es aún controversial. Las cuatro subespecies conocidas (R. arenarum arenarum, R. a. platensis, R. a. mendocinus y R. a. chaguar) actualmente se encuentran sinonimizadas a su forma nominal.
Con el objetivo de estimar patrones demográficos e interpretar diversos procesos que reconstruyen su historia evolutiva, realicé un estudio filogeográfico utilizando secuencias de ADN mitocondrial y nuclear obtenidas a partir de 271 individuos de 56 poblaciones. La distribución de la diversidad genética, reflejó un aumento de la misma hacia el centro de la distribución de la especie, correspondiente a las ecorregiones de Monte, sur del Chaco Seco, Espinal y la Pampa Húmeda. A su vez, los análisis de historia demográfica revelaron un proceso de expansión de rango favorecido por las fluctuaciones climáticas ocurridas durante la transición Plioceno – Pleistoceno, generando mezclas haplotípicas. Esto es concordante con la topología en estrella evidenciada por algunos haplogrupos internos de la red mitocondrial (F2) así como también por la red nuclear (F3).
A nivel global presentó en su distribución más amplia una baja estructura poblacional con una leve diferenciación genética, pero si geográfica hacia el norte(F4). Es probable que una combinación de características ecofisiológicas que facilitan la dispersión de esta especie y que, en ausencia de barreras naturales obvias entre las diferentes poblaciones, contribuyen a su cohesión genética considerándola una única especie en toda su distribución geográfica. Por ello, estos resultados se contraponen a la visión tradicional en la que se ha considerado que los anfibios tienen limitada vagilidad y son altamente filopátricos.